Los políticos nacionalistas están empecinados en convertir el catalán en fuente de problemas para justificar su propia ideología. Está claro que el catalán es la lengua originaria de Cataluña, y que catalán y español son las dos lenguas oficiales. Según datos del IDESCAT el 52,7% de los catalanes tenemos el español como lengua materna y solo el 31,5% el catalán, pero sin embargo el 95% de los ciudadanos entendemos el catalán y el 81% lo hablamos sin dificultad, fundamentalmente porque convivimos y los que llegaron del resto de España respetan e incorporaron la lengua originaria de quienes los acogieron. Somos una sociedad bilingüe.
Garantizar que todos los ciudadanos conozcan el catalán y el español es un objetivo compartido. La escuela avala que las nuevas generaciones sean competentes en el conocimiento y uso de las dos lenguas, aunque para ello no es necesario la inmersión lingüística en catalán. Ciudadanos reivindica que la escuela bilingüe o trilingüe (ingles) cumple con el objetivo, mejora la eficacia del aprendizaje y pone en valor el español, lengua global, y el catalán, como lenguas propias y ambas medio de expresión de nuestra cultura.
Tenemos también derecho a que en la administración y servicios públicos se nos atienda en la lengua de nuestra elección sea catalán o español. Por eso reivindicamos que en nuestro Ayuntamiento desde las actas a la web sean bilingües y equiparables. Sin embargo, en Ciudadanos creemos que este derecho no debería obligar a un nivel de catalán previo a todos los empleados públicos, sobre todo si estos (policías, jueces, médicos, enfermeras, profesores universitarios…) provienen de otras partes de España. Nos interesa atraer talento y no excluirlo, un nivel de C1 para obtener o consolidar una plaza es innecesario.
Y lo que no será jamás aceptable es que por exigencias identitarias del nacionalismo se condicione el uso social de una u otra lengua, se pretenda la sustitución, o se confronten como excluyentes.
